domingo, 5 de diciembre de 2010

FENÓMENO VILLARÁN = FENÓMENO NEOLIBERAL. VERDADES EN DEFENSA DE LA IZQUIERDA NACIONAL.


La situación nacional e histórica de nuestro país, ha sido esencialmente la del sub – desarrollo (dependencia tecnológica y científica, desigualdades sociales muy marcadas, exclusión social, miseria, explotación, corrupción, (des)educación, modelo económico primario – exportador, etc.), es pues bajo esa premisa que definimos la “derecha” como continuismo del sub – desarrollo y la “izquierda” como opción de cambio y transformación hacia el desarrollo social. Tal nomenclatura tiene su sentido ideológico, mas, si en el contexto actual, no sirve llamarse así y suma el polarizar entre continuismo y cambio, hay que hacerlo sin prejuicios; es decir, abortar el dogmatismo, más aún el superficial.

Es importante entonces tener en cuenta este escenario, sobre todo cuando nos encontramos en una coyuntura electoral, pues en pocos meses se desarrollará las elecciones presidenciales en nuestro país. Estas elecciones revisten especial importancia, considerando que sólo el gobierno nacional puede transformar tangiblemente aquellas circunstancias que mantienen a nuestro país en el sub – desarrollo, lo demás, es ilusión. Para determinar entonces quiénes representan el cambio al desarrollo social (o elevar el índice de desarrollo humano) y quienes el continuismo del sub – desarrollo, debe tenerse en cuenta dos elementos fundamentales: programa político y  garantía política.

El programa político, es aquel que estipula los objetivos que una agrupación política (en caso de gobierno nacional, un Partido Político) se plantea realizar de llegar al poder, definiendo su prioridad y aterrizando los mismos en propuestas específicas detalladas en su respectivo plan de gobierno. Todo ciudadano debería analizar minuciosamente por lo menos el programa político de las agrupaciones que en su discurso mediático muestren proximidad al entendimiento político de uno mismo. Uno al suscribir un programa político, ya sea que lo vea como suficiente, o como necesario pero no suficiente, o como táctica de condiciones de construcción para un proyecto político que considere superior; debe permanentemente ver la compatibilidad entre la letra y lo anunciado públicamente, ya que esto constituye una primera garantía, el primer paso de confianza que la agrupación realizará en la medida de lo posible, sus propuestas.

Si bien el conocimiento de lo programático y su relación con el discurso es una primera garantía, ésta no es completa. Para ello, se requiere hacer una evaluación de la trayectoria política, por lo menos, de los principales dirigentes del Partido Político en cuestión, si se quiere, un análisis de probidad. Entonces, si se suscribe un programa político y se confía en que hay garantía política suficiente en la agrupación política que lo enarbola, debe procederse a actuar con consecuencia, profunda madurez, resolución y sobre todo, con altruismo, sensibilidad y humanidad, que es lo que en última instancia es una actividad política auténtica, seria y madura.





Actuar con consecuencia y un alto nivel de sensibilidad humanitaria no se expresa, como seguro es evidente, con un voto silencioso en las urnas por el Partido Político elegido bajo lo anteriormente dicho. Cada uno debe construir la victoria de aquello de lo que está convencido y de lo que tiene certeza, es pues esto en cualquier aspecto de la vida uno de los grados más altos de dignidad humana. ¿Cómo se es pues consecuente políticamente? Siendo sumamente responsable en la elección política a asumir, gritando el voto, es decir, anunciar y convencer por cuáles razones se apuesta por tal o cual opción política, organizando el Partido del cual se tiene convicción para la coyuntura específica, etc. Esto es lo que mínimamente demuestra un actuar político responsable, debe decirse que esto no es más que un primer escalón dentro de la gran escalera de la construcción política.




Regresando al escenario nacional, en las últimas elecciones locales se dio un fenómeno político del cual debe hacerse un análisis pormenorizado. Este fenómeno se dio en la municipalidad provincial de Lima y lo encarnó Susana Villarán. ¿Qué quería decir con izquierda moderna y democrática?, ¿Es realmente de izquierda considerando lo dicho en párrafos iniciales del presente documento?, ¿Qué Programa enarbola Fuerza Social y que garantías políticas ofrece?, ¿Por qué el pueblo la eligió?. Bien entonces, partiré anunciando que me declaro de izquierda, entendiéndose por ello que apoyo las opciones de cambio que permitan el desarrollo social, es decir, salir del sub desarrollo y todo lo que ello implica, mencionado líneas arriba y que es tema de otro artículo por su necesaria profundización. No obstante, puede decirse que para salir del sub – desarrollo tiene que tomarse decisiones radicales en lo político – económico. Seguro la palabra radical tiene un gran carga negativa, pero en lo políticamente científico nos referimos a medidas que conviertan al capitalismo salvaje e infuncional del país en uno funcional y con desarrollo social, que desaparezcan los casi ocho millones de peruanos que viven de asistencia social o pidiendo limosnas y los otros tantos millones que trabajan en promedio diez horas diarias para ganar al mes un sueldo que no supera los 600 soles, no quedándoles otra opción por tener que sobrevivir tanto ellos y sus familias, teniendo como agravante, el que sus trabajos no los desarrollan como personas, es decir, no cubren sus aspiraciones de realización personal, mas bien, sólo los ensombrece.

¿Por qué pues se mantiene un modelo económico que no permite el desarrollo social? La respuesta está enmarcada en que hay un número inmenso de empresas extranjeras (y un casi imperceptible porcentaje de empresas nacionales), en su mayoría transnacionales, que por ejemplo exportan nuestro gas de Camisea a 1 y lo importan a 90, otro tanto de empresas mineras que no pagan impuesto a la sobreganancia minera, otro tanto de empresas de servicios que viven en un cómodo monopolio, otro tanto de empresas que destruyen el medio ambiente sin sanción mínima alguna, es más, sin impedírselo, otro tanto de empresas que maltratan y explotan a sus trabajadores, los que no tienen un Estado que los proteja, y un largo, largísimo etcétera. Es decir, este modelo económico que no favorece a las mayorías, sí favorece a una reducidísima minoría. Esta minoría protege el statu quo porque le conviene como es bastante notorio, tiende puentes hacia los gobernantes que lamentablemente sin el mínimo decoro se vuelven sus principales gerentes generales (esto producto de ser irresponsables en las decisiones políticas, de dejarse llevar por el carisma y no por lo programático) y trata de derrocar toda opción que pretenda invertir el statu quo, sea con terrorismo mediático o con acciones bélicas que van desde golpes de Estado en pleno siglo XXI hasta invasiones so – pretexto, por ejemplo, de encontrar armas letales para la humanidad que nunca se encuentran y que en el colmo del descaro ya sin razón, prosiguen la invasión, instalan industrias en lo que era real motivo de la invasión, profanan culturas, destrozan vidas, miles de vida, etc.




Ese modelo económico que nos viene asfixiando se llama neoliberalismo y fue implementado en el tristemente célebre Consenso de Washington, consenso casi superado en todo el mundo, con excepciones misteriosas como lo es el Perú. Este modelo fue voluntad política de Alberto Fujimori quien aseguró su vigencia con la Constitución antidemocrática dada de 1993, quien destruyó sanguinariamente el movimiento popular legítimo, quien estupidizó las generaciones de la patria, quien privatizó todo lo que pudo y quien volvió chatarra a empresas peruanas que aportaban tecnología propia a la nación. Por contrapartida, la comunidad internacional que viene chupando como vampiro todos los recursos naturales de nuestro país a precios de regalo le soportó la dictadura más nefasta que hemos podido vivir. ¿Dónde quedó entonces las banderas de la democracia, que dicen defender?

Para salir pues del sub – desarrollo, es necesario industrializar el país, revolucionar la educación para que permita adecentar a la nación y en lo científico permita generarnos tecnología e innovación científica propias, deshacer el candado neoliberal que está plasmado en la Constitución de 1993 y convocar a una Asamblea Constituyente que democráticamente asegure el desarrollo y progreso social, bregar por la unidad latinoamericana. Esto es pues, como ya es medible, un programa radical a estas alturas, ultranecesario si queremos tener una esperanza como sociedad. Este programa no es enarbolado por Fuerza Social, ni por el movimiento Tierra Libertad y por conveniencia más que por convicción, lo enarbola el Movimiento de Nueva Izquierda. Estos grupos pueden llamarse de izquierda, pero sólo mercantilizan el nombre, podemos afirmar que no son más que una derecha disfrazada de izquierda. De esto tiene que ser advertido el pueblo peruano, no debe una vez más traficarse con sus esperanzas y anhelos de progreso. Subrayamos que calificamos el programa político de Fuerza Social y de Susana Villarán de Derecha, por lo que vale poco saber si cuenta o no de garantías políticas del cumplimiento del programa (ojalá no), recordemos que hace poco declaró que el problema del país no es el modelo neoliberal sino la corrupción (lo que se llamar irse por las ramas, no obstante la corrupción también es un problema social a erradicar de raíz).

El pueblo la eligió como mal menor, otro tanto, pensando que es de la izquierda esbozada en el presente documento. Lo cierto es que tácticamente era preferible su elección a la de Lourdes Flores, por un sencillo tema, que es que desvele del adorno de las obras, a la putrefacta gestión de Castañeda Lossio, y nos diga de los varios millones malversados y que varios periodistas como Hildebrandt ya han demostrado. Aunque para ser sinceros, cada vez es más dudoso que plantee ese mínimo gesto de dignidad, pero siquiera hay una opción, que hubiera sido inexistente con Lourdes Flores. 

Para las elecciones presidenciales hay una opción que sí es el cambio, que lo demuestra en su programa, discurso y garantías, a pesar de las críticas legítimas que puedan hacérsele (no las críticas engaña muchachos de los cuestionadísimos medios de prensa nacionales, con mínimas excepciones). La opción no es esa vacía y disfrazada “izquierda democrática y moderna” (como si las ideologías o cambios fueran una moda. Como si lo democrático fuera mantenernos en el sub – desarrollo sumisamente), no es pues ni Fuerza Social, ni Tierra y Libertad que a lo explicado ya hacen entendible sus buenas conversaciones con Perú posible y su líder, Alejandro Toledo, que renegoció ilegalmente el gas de Camisea del lote 88 y que permite el regalo de dicho gas al extranjero hoy por hoy.

¿Cuál es la opción de cambio? Si es que aún no lo saben, lo expondremos con la respectiva rigurosidad en próximo documento.

1 comentario:

  1. Excelente artículo, felicitaciones. Cómo se les puede contactar?

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